Customer experience y experiencia de cliente

Tus encuestas no mienten, pero quizá estás haciendo las preguntas equivocadas

Qué es una encuesta y para qué sirve

¿Qué verás en este post?

Cuando hablamos de cómo medir la experiencia del cliente, la mayoría piensa automáticamente en una encuesta. Y no está mal. Las encuestas siguen siendo una herramienta fundamental para recoger la voz del cliente. Pero, ¿qué pasa cuando las preguntas no capturan toda la historia? ¿Y si estamos tomando decisiones importantes con datos que no explican lo que realmente vive el cliente?

En este artículo te mostraré por qué algunas encuestas, aunque bienintencionadas, pueden limitar tu visión, y cómo diseñar un enfoque más útil y completo para mejorar de verdad la experiencia del cliente.

Tus encuestas no mienten, pero quizá estás haciendo las preguntas equivocadas

¿Por qué medir la experiencia del cliente sigue siendo tan complicado?

Parece sencillo: haces unas preguntas, recopilas respuestas, analizas los datos… y listo, ya sabes cómo lo estás haciendo. Pero si alguna vez has intentado usar esos resultados para tomar decisiones estratégicas, sabrás que no es tan fácil.

Muchas encuestas de satisfacción no están conectadas al customer journey completo del cliente. Se lanzan en momentos aislados, sin contexto, con preguntas genéricas y respuestas que no explican el “por qué” detrás de la nota. Y cuando eso ocurre, medir no es entender. Puedes tener un NPS altísimo y aun así perder clientes clave sin saber por qué se fueron.

Para mejorar la experiencia del cliente, primero tenemos que dejar de mirar solo los números y empezar a leer las historias que hay detrás de cada interacción.

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El problema no es la encuesta… es quedarte solo con el NPS

¿Recomendarías esta empresa a un amigo o colega? Esa famosa pregunta que sostiene el Net Promoter Score (NPS) se ha vuelto omnipresente. Y aunque tiene su valor, si solo te basas en esa métrica, estás viendo una parte muy pequeña del todo.

¿Por qué? Porque el NPS no te dice qué está funcionando ni dónde se genera la fricción. Tampoco diferencia entre tipos de clientes, ni te permite segmentar por fases del viaje o por tipo de experiencia (producto, servicio, soporte…).

Por eso, más que cuestionar su uso, lo que hay que hacer es ampliarlo. Usa el NPS como termómetro, sí. Pero luego investiga qué está generando esa temperatura. Ahí es donde entra una visión más completa de la satisfacción del cliente y del servicio al cliente que estás ofreciendo.

Lo que no estás preguntando y deberías empezar a medir

Un buen sistema de medición de experiencia no se basa en una sola pregunta, sino en un enfoque multidimensional. Es decir, entender cómo piensa, siente, actúa, percibe y comparte el cliente.

Las cinco dimensiones clave para capturar la experiencia son:

  • Emocional: ¿Cómo se sintió el cliente durante la interacción?
  • Cognitiva: ¿Cubrió la experiencia sus necesidades y expectativas?
  • Sensorial: ¿Cómo percibió el ambiente o la interfaz?
  • Física: ¿Le resultó fácil completar su objetivo?
  • Social: ¿Compartiría su experiencia o la comentaría con otros?

Estas dimensiones te permiten construir un customer journey map más realista. Y lo más importante: te ayudan a identificar qué tipo de pregunta hacer en cada momento del viaje y a cada perfil dentro de tu segmentación de clientes.

Por ejemplo:

“¿Te resultó fácil encontrar lo que buscabas en nuestra web?” → Dimensión física
“¿Cómo te sentiste durante la atención telefónica?” → Dimensión emocional

¿Cómo diseñar encuestas que realmente ayuden?

Uno de los errores más comunes cuando se habla de cómo medir la experiencia del cliente es pensar que basta con lanzar una encuesta y esperar respuestas útiles. Pero no todas las encuestas son iguales, ni todas están diseñadas para ayudar realmente al negocio.

La diferencia entre una encuesta que aporta valor y otra que termina olvidada en una hoja de cálculo es la intención con la que se diseña y la estrategia con la que se integra. Medir por medir no transforma nada. Medir con inteligencia, sí.

Aquí te explico cómo diseñar encuestas que realmente sirvan para mejorar la experiencia de cliente y no solo para cumplir con un KPI.

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1. Define el objetivo: ¿Para qué quieres esta información?

Antes de escribir una sola pregunta, plantéate qué decisión quieres poder tomar con las respuestas. ¿Quieres saber por qué abandonan el proceso de compra? ¿Qué emociones sienten al interactuar con tu servicio de atención al cliente? ¿Qué parte del journey genera más fricción?

Una encuesta sin propósito acaba generando ruido, no valor. El diseño parte siempre de una intención clara, conectada con los objetivos de negocio y con lo que el cliente vive.

2. Preguntar en el momento adecuado del customer journey

Uno de los grandes avances en cómo medir la experiencia del cliente es dejar de lanzar encuestas solo al final del proceso (postventa o cierre de ticket). En su lugar, debes mapear los puntos críticos del customer journey y recoger feedback justo cuando ocurre la interacción clave.

Por ejemplo:

  • Después de una prueba gratuita: mide la claridad del onboarding.
  • Tras una llamada al servicio de atención al cliente: detecta si la necesidad fue realmente resuelta.
  • Durante la navegación web: evalúa si encuentran lo que buscan o sienten frustración.

La inmediatez aumenta la calidad de la respuesta y permite actuar rápido. Preguntar a tiempo es tan importante como saber qué preguntar.

3. Personaliza según el cliente (segmentación inteligente)

No todos los clientes viven la misma experiencia ni valoran lo mismo. Por eso, otro punto clave es adaptar el contenido y formato de la encuesta a diferentes perfiles usando segmentación de clientes.

  • Un cliente nuevo necesita preguntas distintas a un cliente recurrente.
  • Un usuario digital espera una experiencia distinta a quien interactúa en tienda física.
  • No es lo mismo preguntar en B2C que en B2B: el lenguaje, la profundidad y el contexto cambian.

Este principio es esencial para obtener respuestas significativas que reflejen la realidad de cada segmento.

4. Evita preguntas genéricas e impersonales

Un clásico: “¿Qué nota nos pondrías del 1 al 10?”. ¿Te suena? Estas preguntas cerradas y genéricas no explican nada por sí solas.

Si realmente quieres entender la experiencia de cliente, necesitas preguntas que vayan más allá del número. Algunas recomendaciones:

  • Introduce preguntas abiertas como:
    👉 “¿Qué fue lo más frustrante de esta experiencia?”
    👉 “¿Hubo algo que te sorprendiera positivamente?”
  • Usa escalas para aspectos específicos:
    👉 “¿Qué tan fácil te resultó encontrar el producto que buscabas?”
  • Incluye preguntas alineadas con las 5 dimensiones del customer experience (emocional, cognitiva, sensorial, física y social), como propone el marco de Keiningham et al. (2020).

Esto no solo mejora la calidad de los datos, sino que permite desagregar la experiencia y entender en qué parte del proceso se gana o se pierde valor.

5. Conecta la encuesta con tu CRM y tus decisiones

Uno de los mayores errores es que la información se quede aislada. Lo recolectas… y luego no sabes qué hacer con ello. Por eso, integrar tus encuestas con el CRM (Customer Relationship Management) es clave.

Cuando conectas los datos de las encuestas con el perfil completo del cliente (historial, comportamiento, compras anteriores, reclamaciones…), puedes:

  • Detectar patrones y puntos de dolor específicos por tipo de cliente.
  • Activar campañas de recuperación o fidelización personalizadas.
  • Informar a equipos de marketing, ventas o soporte de oportunidades reales de mejora.

Una encuesta bien conectada con tus procesos internos se convierte en una herramienta de acción, no solo de diagnóstico.

¿Y si estás basando decisiones en datos que no reflejan la realidad?

Hay algo aún más peligroso que no medir: tomar decisiones con datos equivocados. Y esto ocurre más a menudo de lo que piensas.

Las respuestas pueden estar contaminadas por:

  • Sesgos de respuesta (el cliente dice lo que cree que esperas o responde por salir del paso).
  • Datos descontextualizados (respuestas aisladas que no se conectan con el resto del journey).
  • Datos manipulados o no verificados (como ocurre con algunos comentarios en redes sociales o reseñas compradas).

Por eso es clave complementar tus encuestas con otras fuentes de investigación de mercados y herramientas de análisis. Así puedes contrastar, validar y construir una visión más completa y robusta de la experiencia de cliente.

¿Cómo usar tus encuestas para mejorar la experiencia del cliente de verdad?

No se trata de dejar de hacer encuestas. Al contrario: se trata de hacerlas mejor, con más foco y con una intención clara de que sirvan para transformar procesos, no solo para rellenar informes.

Una buena encuesta es aquella que:

✅ Mide lo que realmente importa para el cliente
✅ Está alineada con tu customer journey map
✅ Permite segmentar y actuar sobre grupos específicos
✅ Se vincula a tu CRM para activar mejoras
✅ Y, sobre todo, genera cambios reales en tu forma de trabajar

Cuando eso pasa, no solo mejoras tu capacidad de entender al cliente. También aumentas la eficacia de tus equipos, elevas la satisfacción del cliente y generas un valor diferencial en cada interacción.

Conclusión

Medir la experiencia del cliente no es cuestión de tener más datos, sino de hacer mejores preguntas. Las encuestas no están obsoletas; lo que está quedando atrás es usarlas como si todos los clientes fueran iguales, o como si una sola pregunta bastara para entender una experiencia compleja.

Si realmente quieres saber cómo medir la experiencia del cliente, empieza por mirar más allá del NPS y diseña un sistema que escuche, entienda y transforme. Porque no hay nada más valioso que un cliente que siente que fue realmente escuchado.

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